IRSA EVALUACIÓN DEL RIESGO SUICIDA EN ADOLESCENTES

IRSA
Inventario de Riesgo Suicida para Adolescentes
IRSA-S (Screening) IRSA-D (Diagnóstico)

EVALUACIÓN
DEL RIESGO SUICIDA
EN ADOLESCENTES

Según la Organización Mundial de la Salud (2021), el suicidio y los comportamientos
suicidas se han convertido en un grave problema de salud pública. Las cifras oficiales
indican que 700.000 personas se quitan la vida cada año en el mundo, y por cada uno
de esos casos muchos más intentan hacerlo. El grupo de edad que mayor preocupación
genera es el de jóvenes de entre 15 y 19 años, en tanto el suicidio se ubica como
la tercera causa de muerte a nivel mundial. Desafortunadamente, es posible que este
escenario empeore como consecuencia de la pandemia de SARS-CoV-2, cuyas consecuencias
han exacerbado diferentes factores de riesgo y desencadenantes asociados
a esta problemática (PAHO, 2021).

En América Latina, Uruguay, Cuba y Chile exhiben las tasas de prevalencia más
elevadas de muertes por suicidio, seguidos por la Argentina en el cuarto lugar con
una tasa de mortalidad de 8,4 cada 100.000 habitantes (OMS, 2019). Las estadísticas oficiales disponibles del año 2019 muestran que en la prepandemia se registró un total de 3297 fallecimientos por suicidio, mientras que en el año 2020 disminuyó a 2872 (Ministerio de Salud de la Nación, 2021, 2022). De ese total, el 25,38% ocurrió en adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años, y se ubicó como la principal causa de fallecimiento, superando por primera vez a las muertes por accidentes de tránsito.
Posiblemente esto se deba a que durante la mayor parte del año 2020 la sociedad
estuvo bajo el aislamiento social, preventivo y obligatorio por Covid-19, que significó
un confinamiento estricto en muchos distritos del país y una disminución significativa
de los siniestros viales. Por otro lado, la disminución registrada en 2020 coincide con
los datos aportados por el informe preliminar de la OMS (2022), según el cual algunos países registraron aumentos, mientras que otros informaron bajas en sus tasas de prevalencia en comparación con el año 2019. Será necesario esperar la publicación de los datos actualizados de los años 2021 y 2022 para valorar si la disminución es una tendencia o solamente un dato excepcional en el marco del contexto pandémico.

Más allá de esto, no se debe minimizar la problemática, que viene en aumento desde
1990. Un estudio de hace una década muestra que los suicidios en adolescentes y
jóvenes se incrementaron de 1,5 cada 100.000 casos en 1990 a 10,7 en 2007 (Bella etal., 2013). Si se añade el análisis de las estadísticas vitales nacionales publicadas por el Ministerio de Salud de la Nación (2022), se observa claramente que esta tendencia se ha mantenido y continúa en la actualidad, constatándose una tasa del 10,7 en 2020.